Fotografía de paisaje, fotografía de naturaleza, o algo más…
Volar en globo permite descubrir otro punto de vista, diferente a los que estamos acostumbrados.
La visión de algo familiar puede llegar a sorprendernos cambiando el punto de vista, y la mirada perpendicular hacia la tierra nos regala imágenes extraordinarias.
Descubriremos la geometría de los campos vistos desde un globo, la suavidad de los relieves de las montañas, el mosaico de techos y terrazas sobrevolando un pueblo…


Infinitos detalles despertarán la inspiración de todos los fotógrafos profesionales o simplemente de quien disfruta tomando alguna buena foto, con buena luz, eso siempre: y la luz del amanecer tiene algo especial que todos los que amamos la fotografía de naturaleza conocemos.

Podemos jugar con el contra luz, teniendo delante de nosotros el sol bajito que se refleja en un mar dorado, mas allá de las montañas…
La perfecta estabilidad del globo y la ausencia de corrientes de aire (estamos “dentro” del viento), así como la velocidad moderada del desplazamiento, permiten que la fotografía aérea desde un globo tenga una calidad superior respecto a las fotos que se pueden tomar desde una avioneta o otro objetos voladores.
La altitud del vuelo se controla perfectamente calentando mas o menos el aire interior de la vela del globo, así que podemos acercarnos a la superficie de la tierra hasta rozar los árboles y los campos de trigo o calentar mas a través del quemador y así subir arriba hasta descubrir montañas detrás de montañas, ampliando nuestro horizonte hasta encontrar el encuadre deseado.
Volando en globo no podemos decidir la dirección ni la velocidad: el viento nos lleva y fotografiando nos dejaremos llevar, reporteros llevados por el viento, con los ojos bien abiertos y nuestras cámaras enfocando, encuadrando y jugando con la luz de la mañana para contar algo sobre nuestro mundo desde un nuevo punto de vista.